Jesús lava los pies a sus discípulos

Estaremos considerando la Cita Bíblica:

Juan 13 versículos 1 al 17 y del 31 al 35 en la Nueva Traducción Viviente

“13 Antes de la celebración de la Pascua, Jesús sabía que había llegado su momento para dejar este mundo y regresar a su Padre. Había amado a sus discípulos durante el ministerio que realizó en la tierra y ahora los amó hasta el final. 2 Era la hora de cenar, y el diablo ya había incitado a Judas, hijo de Simón Iscariote, para que traicionara[b] a Jesús. 3 Jesús sabía que el Padre le había dado autoridad sobre todas las cosas y que había venido de Dios y regresaría a Dios. 4 Así que se levantó de la mesa, se quitó el manto, se ató una toalla a la cintura 5 y echó agua en un recipiente. Luego comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.

6 Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo:

—Señor, ¿tú me vas a lavar los pies a mí?

7 Jesús contestó:

—Ahora no entiendes lo que hago, pero algún día lo entenderás.

8 —¡No!—protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies!

—Si no te lavo —respondió Jesús—, no vas a pertenecerme.

9 —¡Entonces, lávame también las manos y la cabeza, Señor, no solo los pies!—exclamó Simón Pedro.

10 Jesús respondió:

—Una persona que se ha bañado bien no necesita lavarse más que los pies[c] para estar completamente limpia. Y ustedes, discípulos, están limpios, aunque no todos.

11 Pues Jesús sabía quién lo iba a traicionar. A eso se refería cuando dijo: «No todos están limpios».

12 Después de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, se sentó y preguntó:

—¿Entienden lo que acabo de hacer? 13 Ustedes me llaman “Maestro” y “Señor” y tienen razón, porque es lo que soy. 14 Y, dado que yo, su Señor y Maestro, les he lavado los pies, ustedes deben lavarse los pies unos a otros. 15 Les di mi ejemplo para que lo sigan. Hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. 16 Les digo la verdad, los esclavos no son superiores a su amo ni el mensajero es más importante que quien envía el mensaje. 17 Ahora que saben estas cosas, Dios los bendecirá por hacerlas.

Versículos 31-35:

31 En cuanto Judas salió del lugar, Jesús dijo: «Ha llegado el momento para que el Hijo del Hombre[a] entre en su gloria y, por causa de él, Dios será glorificado. 32 Y dado que Dios recibe gloria a causa del Hijo, le dará su propia gloria al Hijo, y lo hará de inmediato. 33 Mis queridos hijos, voy a estar con ustedes solo un poco más de tiempo. Y, como les dije a los líderes judíos, ustedes me buscarán, pero no pueden ir adonde yo voy. 34 Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros. 35 El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos».”

En el relato de Juan 13 versículos 1 al 17 y del 31 al 35, se nos presenta un momento transcendental en el ministerio de Jesús. La escena se sitúa durante la última cena, cuando Jesús, consciente de su inminente partida y de la traición de Judas, decide dar un poderoso ejemplo de humildad y amor a sus discípulos al lavarles los pies.

El pasaje comienza con una declaración de la cercanía de la Pascua y la conciencia de Jesús sobre su partida de este mundo para reunirse con el Padre. A pesar de esta realidad, Jesús demuestra un amor inquebrantable hacia sus discípulos, un amor que trasciende fronteras y se manifiesta en un servicio humilde y desinteresado.

El gesto de Jesús al lavar los pies de sus discípulos no solo era un acto de limpieza física, sino un símbolo de humildad y servicio mutuo. Pedro, inicialmente, se muestra renuente a aceptar este acto de humildad por parte de su Maestro, pero Jesús le explica que aquellos que deseen participar en el Reino de los Cielos deben permitir ser servidos y servir a los demás.

Esta enseñanza se enmarca en el contexto más amplio del mandamiento del amor. Jesús, poco antes de su crucifixión, enfatiza la importancia del amor mutuo entre sus discípulos como una señal distintiva de su discipulado. “Este mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros. Así como yo os he amado, también vosotros debéis amaros unos a otros. De este modo todos sabrán que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros” (Juan 13:34-35 NVI Castellana).

El concepto de amor y servicio mutuo no es ajeno a las enseñanzas de Jesús. En otras partes de los evangelios, Jesús deja claro que el mayor entre sus seguidores es aquel que sirve a los demás. Esta idea se refuerza en las palabras del apóstol Pablo en Filipenses 2:1-11, donde se presenta a Jesús como el modelo supremo de humildad y servicio, quien, a pesar de su divinidad, se humilló a sí mismo y se hizo siervo por amor a la humanidad:

“1 Por tanto, si sentís algún estímulo en vuestra unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable, 2 llenadme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento. 3 No hagáis nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad considerad a los demás como superiores a vosotros mismos. 4 Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás.

5 Vuestra actitud debe ser como la de Cristo Jesús,

6 quien, siendo por naturaleza Dios,

    no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.

7 Por el contrario, se rebajó voluntariamente,

    tomando la naturaleza de siervo

    y haciéndose semejante a los seres humanos.

8 Y, al manifestarse como hombre,

    se humilló a sí mismo

y se hizo obediente hasta la muerte,

    ¡y muerte de cruz!

9 Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo

    y le otorgó el nombre

    que está sobre todo nombre,

10 para que ante el nombre de Jesús

    se doble toda rodilla

en el cielo y en la tierra

    y debajo de la tierra,

11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,

    para gloria de Dios Padre.” – Filipenses 2:1-11 NVI Castellana.

Por lo tanto, el relato de Juan 13 nos recuerda la importancia fundamental del amor y el servicio mutuo en la vida de los creyentes. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a imitar su ejemplo, mostrando humildad y amor práctico hacia los demás. En un mundo marcado por el egoísmo y la ambición, el testimonio del amor y el servicio mutuo se convierte en una poderosa herramienta para dar testimonio del evangelio y glorificar a Dios.

En conclusión, la Palabra de hoy nos invita a reflexionar sobre el significado profundo del amor y el servicio mutuo seguidores de Jesús. Oramos para que podamos ser fieles imitadores de Cristo, mostrando amor y humildad en todas nuestras relaciones, y así dar testimonio del Reino de los Cielos en medio de un mundo necesitado de esperanza y redención. En este tiempo de Cuaresma debemos recordar el modelo de Jesús y como parte de nuestra devoción a Dios servir a nuestro prójimo en amor.

Published by JBGM Editor of Centro CREE and Berea Online

Editor de Centro CREE y Berea Online Blogs.

Leave a comment